El trabajo híbrido permite aunar las ventajas del trabajo presencial y las del remoto y resulta beneficioso tanto para empresas como para empleados. Las organizaciones logran reducir los costes y pueden disponer de espacios de trabajo más pequeños. Por su parte, los trabajadores consiguen una mejor conciliación, la optimización del tiempo evitando desplazamientos y un ahorro de costes de transporte.
Al tratarse de un aspecto positivo para los empleados, el trabajo híbrido se ha convertido en un gran atractivo en la captación de talento. Además, ayuda con su fidelización y desarrollo, además de suponer una magnífica oportunidad de construir espacios de alto rendimiento, mejorando la atención, la productividad y reduciendo la fatiga.
Las bases del trabajo híbrido
ManpowerGroup ha elaborado una lista con los cuatro pilares de un ecosistema híbrido:
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Flexibilidad
La flexibilidad debe actuar de palanca para la atracción y fidelización del talento en las organizaciones. En este sentido, se entiende la flexibilidad en cuanto a la ubicación y horarios laborales, como compensación poniendo el foco en el bienestar integral de los profesionales y con herramientas gracias a la digitalización de sistemas. Son los propios trabajadores quienes plantean exigencias a las organizaciones y quienes, de algún modo, reinventan el mundo del empleo. Y, entre esas exigencias, están la diversidad, la igualdad y la inclusión, por un lado, y por otro, tomar el control de su desarrollo profesional. Las compañías responden con confianza en su autogestión, e incorporan sistemas de evaluación como los OKR.
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Engagement
En este nuevo escenario, el compromiso con el talento se sitúa en el centro de la acción corporativa y, con él, la comunicación transparente y un estilo de liderazgo digital, cercano y centrado en objetivos. Más allá del uso de herramientas tecnológicas para la comunicación, la evolución necesaria es un estilo de liderazgo cercano, colaborativo y que pivote sobre formatos de comunicación asíncronos.
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Trabajar desde cualquier lugar
Los nuevos espacios de trabajo no están limitados por cuatro paredes, lo que tendrá un gran impacto en las formas de trabajar y en la eficiencia inmobiliaria de las organizaciones, entre otros. Facilitar una flexibilidad plena a los profesionales para que puedan decidir dónde trabajar será clave en el futuro. Por ello, las compañías ofrecerán omnicanalidad en cuanto al dónde y al cuándo se trabaja de modo que la oficina evoluciona y se transforma prioritariamente en un espacio para la socialización corporativa. Así, la “revolución flexible” se basa en el cumplimiento del trabajo como una actividad y no en dependencia del lugar desde donde se realiza.
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Oficinas líquidas
Las oficinas hoy en día son espacios adaptados a la fuerza al trabajo en remoto y tienden a la rigidez. Sin embargo, a medio plazo, los espacios para trabajar se convertirán en una oficina social, con puntos de encuentro para cohesionar equipos y poder transmitir la cultura de la empresa. En un futuro cercano, las oficinas serán líquidas, un modelo hiperflexible en el que el espacio se adaptará a las personas y no al revés.